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Juego de manos - Claudia R. Niño

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Henri deToulouse Lautrec - El beso JUEGO DE MANOS Por Claudia R. Niño Amor mío mi boca será un ejército contra ti. GUILLAUME APOLLINAIRE A lisson está furiosa, hoy justamente tenía que exponer su proyecto del túnel de La Línea y no terminó los planos, todo porque a Lina se le ocurrió invitarla la noche anterior a la inauguración de un bar (resaca, exposición, resaca) .      El ingeniero Verdugo, su profesor de proyectos, está regañando pero Alisson no lo escucha: que esta viga de amarre no va aquí, que la perforación de la montaña debe hacerse en menos tiempo... (resaca, exposición, resaca) . La invade el cansancio, se adormece, hoy no tomó su medicamento, mala cosa, se deja llevar por el olor que aún queda en su ropa del perfume de Lina: dulce, suave, rico como Lina, rico. Lina ojos de búho, boca de azúcar, Lina que se ríe de la estatura de Alisson, que con su voz aterciopelada le dice: menuda menudita. Claro, ella con su exuberante cuerpo de modelo la rode

Amantes - Jorge Gaitán Durán

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Image: Wassily Kandinsky - Mit und Gegen Amantes Somos como son los que se aman. Al desnudarnos descubrimos dos monstruosos desconocidos que se estrechan a tientas, cicatrices con que el rencoroso deseo señala a los que sin descanso se aman: el tedio, la sospecha que invencible nos ata en su red, como en la falta dos dioses adúlteros. Enamorados como dos locos, dos astros sanguinarios, dos dinastías que hambrientas se disputan un reino, queremos ser justicia, nos acechamos feroces, nos engañamos, nos inferimos las viles injurias con que el cielo afrenta a los que se aman. Sólo para que mil veces nos incendie el abrazo que en el mundo son los que se aman mil veces morimos cada día. Amantes II Desnudos afrentamos el cuerpo como dos ángeles equivocados, como dos soles rojos en un bosque oscuro, como dos vampiros al alzarse el día, labios que buscan la joya del instante entre dos muslos, boca que busca la boca, estatuas erguidas que en la pi

Sueños de trapo - Un cuento de Claudia R. Niño

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Pablo Picasso,  Paloma y su muñeca , 1952 Sueños de trapo Juana levántate y alcánzame un cigarrillo. Juana ve pronto o te castigo. Juana banana la más enana. Nunca te mueves, nunca me miras. Me cuesta tanto recorrer el espacio que hay entre mi cama y el estante de la cocina. Verónica dejó ayer las tres pacas de cigarrillos, las tostadas, la mantequilla, las chocolatinas, las telas, los hilos y la caja de ron, dijo que tienen que durar toda la semana, que no va a volver hasta dentro de ocho días, que no vendrá aun cuando la llame. Va a estar difícil que me alcance el ron. Juana recuerdas cuando estudiaba en la universidad, entonces era feliz, me daba pereza ir a clase de siete, siempre llegaba tarde y tenía que conformarme con el último caballete en el peor lugar, creo que por eso no aprendí a dibujar. Juana tráeme la libreta roja, muévete, estás gorda, despeinada y tan vieja como yo. Recuerdas a mis amigos: al bajito ese que tanto me gustaba, el que sólo pintaba mol

García Márquez habla sobre Armando Villegas

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Armando Villegas - Yelmo para un viaje submarino Como homenaje a dos figuras de la Cultura y el Arte universal, reproducimos a continuación un texto del Nobel Gabriel García Márquez, en donde habla de la presencia y de la obra de Armando Villegas, artista plástico colombo-peruano. 25 años después Por: Gabriel García Márquez En aquella época todo el mundo era joven. Pero había algo peor; a pesar de nuestra juventud inverosimil, siempre encontrábamos a otros que eran más jóvenes que nosotros, y eso nos causaba una sensación de peligro y una urgencia de terminar las cosas que no nos dejaba disfrutar con calma de nuestra bien ganada juventud. Las generaciones se empujaban unas a otras, sobre todo entre los poetas y los criminales, y apenas si uno había acabado de hacer algo cuando ya se perfilaba alguien que amenazaba con hacerlo mejor. A veces me encuentro por casualidad con alguna fotografía de aquellos tiempos y no puedo reprimir un estremecimiento de lástima, porque no m

Rashomon - Ryunosuke Akutagawa

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Ryunosuke Akutagawa Japón: 1892-1927 Se me ocurre que una muy buena manera de iniciar el 2012, es con un cuento ya clásico de un autor querido y admirado. Ojalá lo disfruten. Rashomon Era un frío atardecer. Bajo Rashomon, el sirviente de un samurai esperaba que cesara la lluvia. No había nadie en el amplio portal. Sólo un grillo se posaba en una gruesa columna, cuya laca carmesí estaba resquebrajada en algunas partes. Situado Rashomon en la Avenida Sujaltu, era de suponer que algunas personas, como ciertas damas con el ichimegasa 1  o nobles con el momiebosh 2 , podrían guarecerse allí; pero al parecer no había nadie fuera del sirviente. Y era explicable, ya que en los últimos dos o tres años la ciudad de Kyoto había sufrido una larga serie de calamidades: terremotos, tifones, incendios y carestías la habían llevado a una completa desolación. Dicen los antiguos textos que la gente llegó a destruir las imágenes budistas y otros objetos del culto, y esos trozos de madera, laquead

La sonrisa - J.G Ballard

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LA SONRISA A hora que una lógica de pesadilla ha llegado a su conclusión cuesta creer que, cuando llevé a Serena Cockayne a vivir conmigo a mi casa de Chelsea, mis amigos y yo lo consideramos el más inocente de los caprichos. Dos temas me han fascinado siempre –la mujer y lo raro–, y Serena los combinaba a ambos, aunque no en un sentido vulgar o perverso. Durante las prolongadas cenas que tanto nos entretuvieron el primer verano que pasamos juntos, tres años atrás, su presencia a mi lado, hermosa, callada y eternamente tranquilizadora a su extraña manera, estuvo rodeada por toda clase de complejas y encantadoras ironías. Nadie que conociese a Serena dejaba de quedar fascinado. Sentada tímidamente en su silla dorada junto a la puerta de la sala de estar, los pliegues azules del vestido de brocado la abrazaban como un tierno y devoto océano. A la hora de la cena, ya sentados, mis invitados miraban con divertido y tolerante afecto cómo llevaba yo a Serena y la ponía en el otro extre

Breve discurso sobre la cultura - Mario Vargas Llosa

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A lo largo de la historia, la noción de cultura ha tenido distintos significados y matices. Durante muchos siglos fue un concepto inseparable de la religión y del conocimiento teológico; en Grecia estuvo marcado por la filosofía y en Roma por el derecho, en tanto que en el Renacimiento lo impregnaban sobre todo la literatura y las artes. En épocas más recientes como la Ilustración fueron la ciencia y los grandes descubrimientos científicos los que dieron el sesgo principal a la idea de cultura. Pero, a pesar de esas variantes y hasta nuestra época, cultura siempre significó una suma de factores y disciplinas que, según amplio consenso social, la constituían y ella implicaba: la reivindicación de un patrimonio de ideas, valores y obras de arte, de unos conocimientos históricos, religiosos, filosóficos y científicos en constante evolución y el fomento de la exploración de nuevas formas artísticas y literarias y de la investigación en todos los campos del saber. La cultura estableció s